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Por contraste con la general invisibilidad de la población homosexual en la cultura visual moderna, sorprende su crucial presencia en el costumbrismo limeño de la primera mitad del siglo XIX. Entre las muchas imágenes que conocemos figura una acuarela temprana de Francisco Fierro, que muestra a dos hombres vestidos de mujer.

La imagen “queer” de Lima en el siglo XIX

Por contraste con la general invisibilidad de la población homosexual en la cultura visual moderna, sorprende su crucial presencia en el costumbrismo limeño de la primera mitad del siglo XIX. Entre las muchas imágenes que conocemos figura una acuarela temprana de Francisco Fierro, que muestra a dos hombres vestidos de mujer.

Por Natalia Majluf
Imágenes de homosexuales figuran también entre las acuarelas pintadas por los mismos años por el diplomático francés Léonce Angrand (1808-1886), quien muestra el encuentro casual en las calles de Lima de un fraile recoleto, un estudiante de filosofía y un hombre travestido.
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En las décadas que siguieron a la Independencia, Lima fue imaginada como una ciudad femenina. La presencia dominante de las mujeres tapadas en las imágenes y textos sobre la ciudad sirvió a cronistas y viajeros para cuestionar la virilidad de los limeños, caracterizados como figuras débiles e improductivas, cuya falta de autoridad y liderazgo afectaba el progreso de la nación. Por contraste, existen varias alusiones de época a mujeres valientes que adoptan oficios tradicionalmente asociados a los hombres, como la capeadora Juanita Breña –llamada la “marimacho” en una narración de Ricardo Palma–, o que trastocan el orden social, como la “chuchumeca” (prostituta) “de navaja” que figura en otra acuarela de Fierro y que completa la imagen de Lima como una ciudad dominada por mujeres masculinas y hombres afeminados.
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En este contexto emerge con fuerza la figura del cocinero Juan José Cabezudo (Ica, ca. 1780 – Lima, s.f.), apodado despectivamente “Juan José Comesuelas” en algunos documentos de la época, quien figura en diversas acuarelas y en testimonios escritos por viajeros.
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Cabezudo fue un cocinero famoso que tuvo un puesto de comida en el portal de Escribanos en la plaza mayor. Su reputación fue tal que sería encargado de preparar el almuerzo ofrecido en honor del libertador Simón Bolívar en la Alameda de los Descalzos el 3 de setiembre de 1826. El viajero Max Radiguet, quien visitó Lima a inicios de la década de 1840, ha dejado un testimonio sobre este “tamalero gordo, imberbe, rozagante como una soprano”, que gozaba de “escandalosa popularidad”.
"Ese individuo llevaba un sombrero de paja de Guayaquil y un ancho mandil blanco de cocinero. A pesar de estar continuamente en ejercicio de la mañana a la noche, como ciertos pasteleros de nuestros boulevares; su charla aún más inagotable que su mercadería, encantaba a un auditorio que, sin tregua, parado delante de él, la boca abierta, como delante de un gran orador, aumentaba de manera que interceptaba el paso. Su voz de mujer, clara y vibrante, decía con mucho espíritu la anécdota del día, criticaba las costumbres y se permitía a veces despropósitos políticos. Las tapadas eran particularmente el punto de mira de sus mordaces alocuciones, las interpelaba al paso y las perseguía con sus burlas..."
Desde el sombrero de paja, hasta la redondez de su figura, e incluso la actitud altiva, la descripción de Radiguet concuerda perfectamente con un grupo de imágenes conservadas en el Museo de Arte de Lima, que se encuentran entre las piezas más tempranas del costumbrismo limeño.
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Gracias a su larga vida, que alcanzó a coincidir con la llegada y expansión del invento de la fotografía, conocemos su rostro a través de una imagen que le hizo el fotógrafo Eugenio Courret en la década de 1860, cuando ya probablemente superaba los ochenta años de edad.
La imagen lo muestra junto a un joven asistente, en una escenificación de su cocina hecha en el estudio fotográfico. Por el formato y el énfasis puesto en su oficio, puede relacionarse con otras imágenes de personajes limeños cuyos nombres no conocemos porque aparecen en las acuarelas y fotografías de la época como “tipos” representativos de un grupo étnico o de un oficio, lo que fue común tanto en las acuarelas costumbristas como en las fotografías de la época. A mediados del siglo XIX las imágenes de homosexuales desaparecerán casi completamente del repertorio costumbrista. No vuelven a aparecer en la obra de Francisco Fierro, sino hasta el final de su vida cuando, con un afán retrospectivo, pinta dos escenas de Cabezudo para la serie que le comisionó el historiador Agustín de la Rosa Toro.
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Esas imágenes serían la excepción en un universo visual del que se borraría en adelante todo rastro de imágenes referidas a sexualidades disidentes. Las razones de ese borramiento y las consecuencias que tendría sobre la percepción de la población homosexual quedan todavía por estudiarse.
Fuentes:

Rivera, J. 1972. Edgardo. Léonce Angrand. Imagen del Perú en el siglo XIX. Lima: Carlos Milla Batres.

Alegre, Magally. 2012. “Androginopolis: Dissident Masculinities and the Creation of Republican Peru (Lima, 1790-1850)”. Tesis doctoral. Stony Brook; Stony Brook University.

Cisneros, Manuel. 1975. Pancho Fierro y la Lima del 800. Lima: Lima: Librería García Ribeyro.

Radiguet, Max. 1971. Lima y la sociedad peruana. Lima: Biblioteca Nacional del Perú.

Velázquez, Marcel. 2013. La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancía en el imaginario sobre Lima (1640-1895). Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.

Majluf, Natalia, ed. 2016. La creación del costumbrismo. Las acuarelas de la donación Juan Carlos Verme. Lima: Museo de Arte de Lima.

Acuarelas de Pancho Fierro y seguidores. Colección Ricardo Palma. 2007. Lima: Municipalidad Metropolitana de Lima.

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