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El militarismo jugó un rol esencial en la vida de los incas, sobre todo en cuestiones políticas. Cuando los incas empezaron a extender su dominio fuera de la región de Cuzco, eran solo uno de los muchos órdenes políticos que luchaban por el poder en la sierra sur del Perú. Sin embargo, las historias recogidas y registradas a través de la pluma de diversos crónistas, tanto españoles como indígenas andinos, se encargaron de resaltar la rapidez del avance imperial, que en tres generaciones terminó por dominar a la totalidad de los Andes, desde el sur de Colombia hasta la zona central de Chile. 

Incas, señores de la guerra

El militarismo jugó un rol esencial en la vida de los incas, sobre todo en cuestiones políticas. Cuando los incas empezaron a extender su dominio fuera de la región de Cuzco, eran solo uno de los muchos órdenes políticos que luchaban por el poder en la sierra sur del Perú. Sin embargo, las historias recogidas y registradas a través de la pluma de diversos crónistas, tanto españoles como indígenas andinos, se encargaron de resaltar la rapidez del avance imperial, que en tres generaciones terminó por dominar a la totalidad de los Andes, desde el sur de Colombia hasta la zona central de Chile. 

Por Julio Rucabado

El militarismo jugó un rol esencial en la vida de los incas, sobre todo en cuestiones políticas. Cuando los incas empezaron a extender su dominio fuera de la región de Cuzco, eran solo uno de los muchos órdenes políticos que luchaban por el poder en la sierra sur del Perú. Sin embargo, las historias recogidas y registradas a través de la pluma de diversos cronistas, tanto españoles como indígenas andinos, se encargaron de resaltar la rapidez del avance imperial, que en tres generaciones terminó por dominar a la totalidad de los Andes, desde el sur de Colombia hasta la zona central de Chile. 


Tal como lo ha resaltado Terence D´Altroy (2023, 59) “el Tahuantinsuyo fue creado a través de una astuta aplicación de amenazas y acciones militares, diplomacia coercitiva, incentivos para determinadas personas y generación de alianzas”. Esta diversidad de estrategias fue resultado de las dinámicas generadas entre los incas y las élites locales, dependiendo en gran medida del grado de resistencia frente a los señores cuzqueños.  Generalmente, siguiendo la lectura ofrecida por D´Altroy, los incas ofrecían “…los términos de sumisión –lealtad hacia el gobernante, pago de un impuesto laboral y reconocimiento del Sol como deidad principal– junto con estímulos de regalos y ofrendas […] Cuando esa combinación de amenaza y lealtad fallaba, los incas se enfrentaban en batallas campales o en asedios prolongados” (D´Altroy 2023, 59). 


Las campañas de expansión y pacificación proporcionaron los medios para conseguir mano de obra y recursos no humanos, factores esenciales para asegurar a cada nuevo Inca gobernante el sustento de su panaca real. Asimismo, las incursiones militares crearon oportunidades para fortalecer o ampliar el liderazgo de las futuras cabezas del imperio, así como para elevar el prestigio de quienes buscaban resaltar dentro de la milicia imperial.  


El gobernante inca era la cabeza nominal del ejército, si bien raramente participaba de manera activa en el campo de batalla. Los incas entrenaban a sus líderes y soldados como parte de sus obligaciones hacia el gobernante, grupo étnico y familia.  Los generales de campo y otros militares eran mayormente seleccionados entre los parientes cercanos del Sapa Inca y otras personas consideradas también “incas”. Es importante resaltar el estudio filológico ofrecido por César Itier, en donde menciona que el vocablo “inka”, recogido del quechua cuzqueño hablado durante la época colonial, hace referencia a todo hombre adulto que fuese seleccionado y separado de su comunidad o grupo étnico para cumplir funciones de tipo militar para el estado. Siguiendo esta acepción del término, los “incas” habrían constituido una asociación, es decir, como lo recalca Itier, “una unidad que no tenía por base el parentesco, sino el sexo, la edad y una función, en este caso la actividad guerrera” (Itier 2023, 26). Esta formación colectiva andina, que incluyó a miembros de diversas étnias, podría ser comparada con una orden de caballería, como lo fueron los templarios, la fratría militar cristiana más poderosa del medioevo europeo.  


Solo en las últimas décadas del gobierno del Cuzco se instauró el concepto de un cuadro permanente militar o profesional de oficiales. Tal como lo resume D´Altroy, fue durante el gobierno de Huayna Cápac que decenas de miles de chachapoyas, cañaris y charcas se comprometieron en roles militares. Otros pueblos como los collas también aparecen mencionados en las fuentes documentales: “alrededor de un tercio de los collas fueron trasladados desde su tierra natal en la cuenca del Titicaca para dotar de personal a los nuevos establecimientos en Ecuador y se crearon numerosos enclaves pequeños para ocupar fuertes” (D´Altroy 2023, 59). Estas movilizaciones de tropas, como parte de obligaciones laborales hacia el estado inca, ocurrieron incluso hasta las últimas batallas de la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. Este último tomó control del ejército que había logrado estructurar su difunto padre y “lo dirigió contra Cuzco, derrotando fácilmente a los inexpertos guerreros de las provincias que Huáscar había reclutado y enviado para combatirlo” (Covey 2023, 51).


Según Franciso de Jerez, testigo presencial y relator de la toma de Cajamarca en noviembre de 1532, la guardia que asistía al Inca Atahualpa vestía túnicas “ajedrezadas”, descripción que corresponde a los uncus (unku) decorados con diseños cuadriculados de colores blanco y negro (marrón oscuro) y pechera rojo intenso. Este diseño aparece en las ilustraciones de Felipe Guaman Poma de Ayala (2017 [ca. 1615], 115, 151), cuando representa la figura de los capitanes de Atahualpa, Challco Chima y Apo Maytac.

El particular diseño de esta túnica fue convertido en un tocapu. Los tocapu son símbolos compuestos por formas o elementos geométricos inscritos dentro de cuadrados o rectángulos cuyo significado parece haber estado vinculado a conceptos tales como lugares, personas, cargos, o incluso periodos de tiempo o fechas calendáricas. En este caso, aparece regularmente repetido en la composición de una excepcional túnica real que actualmente forma parte de la colección del Dumbarton Oak Institute, en Washington D.C. Para Thomas B.F. Cummins (2007), este tocapu específico representaría a las túnicas de similar apariencia utilizadas por los soldados imperiales, y por extensión, al poderoso ejercito inca. 


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Dado que podían congregar a varias decenas de miles de soldados a la vez, los incas solían salir airosos en sus campañas militares. Aun así, los pueblos en el extremo norte y sur del imperio resistieron con éxito su avance, al igual que otras sociedades con mayor movilidad en la vertiente oriental de la selva y las planicies. Al momento del arribo de la reducida tropa que acompañaba a Francisco Pizarro en su empresa de conquista del Piru, varias poblaciones andinas vieron en ello la oportunidad para detener el avance inca, y poder así desvincularse de las dinámicas políticas que su presencia representaba. Esta circunstancial alianza con los extranjeros permitió desencadenar una serie de eventos que terminaron con la captura de Atahualpa en Cajamarca, hecho que quedó perennizado en descripciones como la de Jerez, y que posteriormente inspiraron a artistas como Camilo Blas, quien luego de preparar varios bocetos a carboncillo culminó con la elaboración de un mural conocido como la “Hecatombe de Cajamarca”.


Fuentes:

  • Covey, Alan. 2023. “La organización del Tahuantinsuyo”. En: R. Kusunoki, C. Pardo y J. Rucabado (ed.), Los incas. Más allá de un imperio, 48-53. Museo de Arte de Lima – MALI.
  • Cummins, Thomas B.F. 2007. “Queros, Aquillas, Uncus, and Chullpas: The Composition of Inka Artistic Expression and Power”. En: C. Morris y R. Matos (ed.), Variations in the Expression of Inka Power, 266-309. Washington D.C., Dumbarton Oaks.
  • D´Altroy, Terence N. 2023. “Tahuantinsuyo. El imperio inca”. En: R. Kusunoki, C. Pardo y J. Rucabado (ed.), Los incas. Más allá de un imperio, 54-61. Museo de Arte de Lima – MALI.
  • Itier, César. 2023. “Siete palabras claves para entender a la sociedad inca”. En: R. Kusunoki, C. Pardo y J. Rucabado (ed.), Los incas. Más allá de un imperio, 26-31. Museo de Arte de Lima – MALI.
  • Huaman Poma de Ayala, Felipe. 2017 [ca. 1615]. Nueva Crónica y Buen Gobierno. Tomo III. Biblioteca del Perú. Colección Bicentenario.

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